Escribir es como caminar.
Cada palabra que escribo
es un paso que voy dando
¿Hasta dónde he llegado?
¿He encontrado mi hogar?
Frank Báez
Dibujo las palabras que nos atrapan en sus falsos vínculos para luego desbaratar y deshacer los nudos cuando finalmente nos percatemos de ser víctimas de la adicción a las redes sociales.
Empezamos con la A. Podríamos ir hasta la Z. El hilo está ahí, dispuesto en la aguja mágica para perforar la tela del entramado social y dejar una huella en las palabras que se forman.
Tiro de cualquier parte de este bordado y la palabra se desbarata con la misma facilidad con la que se deshacen las ilusiones, los “amigos”, las normas, las necesidades creadas, el falso reconocimiento, la vigilia, los cambios repentinos, la disponibilidad adictiva, las ilusiones de dominio, el espectáculo, el ensueño. Es un entorno frágil, controlado, organizado para una sincronización global que mata el tiempo dislocado o dilatado.
Así se desvían las palabras esenciales, la presencia de lo sencillo, de lo cotidiano, de lo fundamental, que parecen desvanecerse en la vorágine del tiempo sin tiempo y de los caminos sin andar.
Anamaría Morillo
Escribir
es como caminar.
Cada
palabra que escribo
es
un paso que voy dando
¿Hasta
dónde he llegado?
¿He
encontrado mi hogar?
Frank Báez
Intento bordar las
palabras que nos atrapan en sus nudos para deshilvanarlas cuando nos percatamos
de ser víctimas de la adicción a las redes sociales.
Empezamos con la A. Podríamos ir hasta la Z. El hilo está ahí, dispuesto en la aguja mágica para perforar la tela del entramado social y dejar una huella en las palabras que se forman.
Tiro de cualquier parte de este bordado y la palabra se desbarata con la misma facilidad con la que se deshacen las ilusiones, los “amigos”, las normas, las necesidades creadas, el falso reconocimiento, la vigilia, los cambios repentinos, la disponibilidad adictiva, las ilusiones de dominio, el espectáculo, el ensueño. Es un entorno frágil, controlado, organizado para una sincronización global que mata el tiempo dislocado o dilatado.
Así se desvían las palabras esenciales, la presencia de lo sencillo, de lo cotidiano, de lo fundamental, que parecen desvanecerse en la vorágine del tiempo sin tiempo y de los caminos sin andar.
Anamaría Morillo